XI TOMA EL CONTROL TOTAL DEL FUTURO DE CHINA
Xi
toma el control total del futuro de China
Michael
Roberts 05/11/2017
publicado
en Sin Permiso
En
lo que sigue transcribo el
articulo de Roberts que apareció
en la revista Sin Permiso
Xi
Jinping ha sido consagrado como líder más poderoso de China desde
Mao Zedong después de que un nuevo legado de pensamiento
político con su nombre fuese incluido en los estatutos del Partido
Comunista. La simbólica medida se produjo el último día del XIX
Congreso, que duró una semana en Beijing, en el que Xi se ha
comprometido a dirigir la segunda mayor economía del mundo hacia una
“nueva era” de poder e influencia internacionales.
En
la ceremonia de clausura en el Gran Salón del Pueblo de la época de
Mao, se anunció que el pensamiento de Xi sobre el “socialismo con
características chinas para una Nueva Era” quedaba inscrito en los
estatutos del partido. “El Congreso acuerda por unanimidad que el
pensamiento Xi Jinping ... constituye [una de] las guías de acción
del partido en su constitución”, afirma una resolución.
Al
mismo tiempo, se anunció el nuevo Comité Permanente del Politburó
de siete miembros. Todos estos líderes supremos tienen más de 62
años y por lo tanto no serán elegibles para convertirse en
secretario general del partido dentro de cinco años. Lo que
significa con toda seguridad que Xi tendrá un tercer mandato, algo
sin precedentes, como líder del partido hasta 2029 y así seguirá a
la cabeza de la máquina de estado chino toda una generación.
Lo
que esto me dice es que, bajo Xi, China nunca iniciará el
desmantelamiento del partido y la máquina del estados para
desarrollar una 'democracia burguesa' basado en una economía de
mercado plena y capitalista. China seguirá siendo una economía
fundamentalmente dirigida y controlada por el estado, con los
‘sectores claves' de la economía de propiedad pública y
controlada por la elite del partido.
Las
empresas extranjeras no encuentran esta perspectiva atractiva, como
era de esperar. En una encuesta de enero entre 462 empresas de
Estados Unidos de la Cámara Americana de Comercio en China, el 81
por ciento dijo que se sentían menos bienvenidos en China, mientras
que más del 60 por ciento tienen poca o ninguna confianza de que el
país abrirá aún más sus mercados en los próximos tres años.
De
hecho, China sigue ocupando el puesto 59 entre los 62 países
evaluados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico en términos de apertura a la inversión extranjera
directa. Al mismo tiempo, la IED es cada vez menos importante para la
economía: en 2016 representó poco más del 1 por ciento del PIB de
China, por debajo del 2,3 por ciento en 2006 y un 4,8 por ciento en
1996.
Una
causa de preocupación aún mayor para las multinacionales son los
planes de Beijing parareplicar tecnologías extranjeras y apoyar a
sus ‘campeones nacionales’ que puedan exportarlas globalmente. Un
programa puesto en marcha en 2015, llamado Hecho en China 2025, tiene
como objetivo hacer que el país sea competitivo dentro de una década
en 10 industrias, incluyendo aviones, vehículos de nueva energía, y
la biotecnología. China, bajo Xi, tiene como objetivo no sólo ser
el centro manufacturero de la economía mundial, sino también ocupar
un lugar destacado en innovación y tecnología para competir con los
EEUU y otras economías capitalistas avanzadas dentro de una
generación.
Beijing
tiene como objetivo impulsar la cuota de robots de fabricación
nacional a más del 50 por ciento de las ventas totales en 2020, que
fue ya del 31 por ciento el año pasado. Las compañías chinas como
E-Deodara Robot Equipments, Siasun Robot & Automation y Anhui
Efort Intelligent Equipments aspiran a convertirse en
multinacionales, desafiando a compañías similares como ABB Robotics
de Suiza y la japonesa Fanuc por el liderazgo en unmercado de 11 mil
millones de dólares.
Bajo
XI, China también ha redoblado esfuerzos para construir su propia
industria de
semiconductores.
El país compra alrededor del 59 por ciento de los chips que se
venden en todo el mundo, pero los fabricados en el país representan
sólo el 16,2 por ciento de los ingresos de las ventas globales de la
industria, de acuerdo con la consultora PwC. Para cambiar esto, Made
in China 2025 destina 150 mil
millones de dólares de inversión en 10 años. Un informe de enero
de 2017 del Consejo Presidencial de Asesores en Ciencia y Tecnología
de EE UU detalla los amplios subsidios de China a sus fabricantes de
chips, la obligación de las empresas nacionales de comprar sólo a
proveedores locales, y el requisito de que las empresas
estadounidenses transfieran tecnología a China a cambio de acceso a
su mercado .
Y
el imperialismo estadounidense tiene miedo. El secretario de Comercio
de Estados Unidos Wilbur Ross ha descrito el plan como un “ataque”
al “genio americano.” En un excelente nuevo libro, The US vs
China: Asia’s new cold war?, Jude Woodward, un asiduo visitante y
conferenciante en China, señala las medidas desesperadas que los
EEUU está adoptando para tratar de aislar a China, bloquear su
progreso económico y cercarla militarmente. Pero también afirma que
esta política está fallando. China no está aceptando el control
que la quieren imponer las multinacionales extranjeras;
está
desarrollando continuamente vínculos comerciales y de inversión con
el resto de Asia; y, con la excepción del Japón de Abe, está
teniendo éxito en mantener a los estados capitalistas asiáticos
ambivalentes entre la 'mantequilla' de China y las 'armas' de Estados
Unidos. Como resultado, China ha sido capaz de mantener su
independencia del imperialismo estadounidense y del capitalismo
global como ningún otro estado.
Esto
nos lleva a la cuestión de si China es un estado capitalista o no.
Creo que la mayoría de los economistas políticos marxistas están
de acuerdo con la teoría económica dominante que asume o acepta que
China es capitalista. Sin embargo, no es mi caso. China no es
capitalista. La producción de mercancías con fines de lucro, basada
en relaciones espontáneas del mercado, es lo que caracteriza al
capitalismo. La tasa de ganancia determina sus ciclos de inversión y
genera crisis económicas periódicas. Esto no se aplica en China. En
China, la propiedad pública de los medios de producción y la
planificación del estado siguen siendo dominantes y la base de poder
del Partido
Comunista
se basa en la propiedad pública. El ascenso económico de China se
ha conseguido sin que el modo de producción capitalista sea
dominante.
El
“Socialismo con características chinas” es una bestia extraña.
Por supuesto, no es 'socialismo' de acuerdo con ninguna definición
marxista o de control obrero democrático. Y ha habido una expansión
significativa de las empresas privadas, tanto nacionales como
extranjeras en los últimos 30 años, con el establecimiento de un
mercado de valores y otras instituciones financieras.
Pero
la gran mayoría del empleo y la inversión tiene lugar a través de
empresas públicas o por instituciones que están bajo la dirección
y el control del Partido Comunista. La mayor parte de las industrias
competitivas globales de China no son multinacionales de propiedad
extranjera, sino empresas estatales chinas.
Y
puedo proporcionar algunas pruebas que, en la medida que yo sepa, no
han sido planteadas por otros comentaristas. Recientemente el FMI
publicó una serie de datos completa del tamaño del sector público
y de su inversión y su crecimiento, que se remonta 50 años para
todos los países del mundo. Estos datos ofrece algunos resultados
sorprendentes.
Demuestran
que China tiene un stock de activos del sector público por valor de
150% del PIB anual; Sólo Japón tiene algo similar con el 130%.
Todas las otras economías capitalistas importantes tiene menos del
50% del PIB en activos públicos. Cada año, la inversión pública
de China en relación al PIB es de alrededor del 16% en comparación
con el 3-4% en los EEUU y el Reino Unido. Y aquí está la cifra
decisiva. El volumen del stock de activos productivos públicos en
relación con los activos del sector capitalista privado en China es
tres veces mayor. En los EEUU y el Reino Unido, los bienes
públicos
son menos del 50% de los activos privados. Incluso en las 'economías
mixtas' de India o Japón, la proporción de activos públicos en
relación con los privados solo es del 75%. Esto demuestra que en
China la propiedad pública de los medios de producción es dominante
– a diferencia de cualquier otra economía importante.
Un
informe de la Comisión de Revisión Económica y de Seguridad
Estados Unidos-China encontró que “La parte de propiedad y control
estatal de la economía china es grande. Basándose en suposiciones
razonables, parece que el sector público visible- las empresas
estatales y las entidades controladas directamente por las empresas
estatales, representan más del 40% del PIB no agrícola de China. Si
se consideran las contribuciones de las entidades controladas
indirectamente, colectivos urbanos y empresas municipales públicas,
la proporción del PIB de propiedad y control del
Estado
es de aproximadamente el 50%”. Los grandes bancos son propiedad del
Estado y sus políticas de crédito y de depósito están dirigidas
por el gobierno (para disgusto del Banco Central de China y otros
elementos pro-capitalistas). No hay flujo libre de capitales
extranjeros dentro y fuera de China. Los controles de capital son
impuestos y aplicados y el valor de la moneda se manipula según los
objetivos económicos (para gran disgusto del Congreso de Estados
Unidos y los fondos de cobertura occidentales).
Al
mismo tiempo, el aparato del Partido Comunista / estado se infiltra
en todos los niveles de laindustria y la actividad en China. De
acuerdo con un informe de Joseph Fang y otros
(http://www.nber.org/papers/w17687 ), hay organizaciones del partido
en cada corporación que emplea a más de tres miembros del partido
comunista. Cada organización del partido elige a un secretario del
partido. El secretario del partido es el eje central del sistema de
gestión alternativa de cada empresa. Esto amplía el control del
partido más allá de las empresas estatales a las empresas
privatizadas y las empresas propiedad de los gobiernos locales en el
sector privado o “nuevas” organizaciones económicas” como se
las llama. En 1999, sólo el 3% de ellas tenía células del partido.
Ahora la cifra es de casi el 13%. Como señala el informe: “El
Partido Comunista Chino
(PCC),
controla la promoción profesional de todo el personal de alto nivel
en todas las agencias reguladoras, todas las empresas de propiedad
estatal (EPE), y prácticamente todas las principales instituciones
financieras de propiedad estatal (EPE) y las posiciones determinantes
del partido en todas, menos las empresas más pequeñas, no públicas,
que siguen sometidas a una dirección leninista”.
La
realidad es que casi todas las empresas chinas que emplean a más de
100 personas tienen un sistema de control basado en células del
partido. Esta no es una reliquia de la era maoísta. Es la estructura
actual establecida específicamente para mantener el control del
partido en la economía.
Como
el informe de Fang dice: “El Departamento de Organización del PCCh
gestiona todas las promociones de alto nivel de todos los bancos,
reguladores, ministerios y organismos gubernamentales, empresas
estatales, e incluso muchas empresas no públicas, designadas
oficialmente. El partido promueve a gente en los bancos, agencias
reguladoras, las empresas, los gobiernos y los órganos del Partido,
gestionando gran parte de la economía nacional en un gran cuadro de
gestión de recursos humanos. Un cuadro joven y ambicioso puede
comenzar en un ministerio estatal, unirse a los mandos intermedios de
un banco público, aceptar un alto cargo del
partido
en una empresa cotizada, ser promovido a un puesto de regulación
superior, aceptar el nombramiento como alcalde o gobernador de
provincia, convertirse en un CEO de un banco público diferente, y
quizás por último, ascender a los escalones superiores del gobierno
central o el PCCh - todo gracias al Departamento de Organización del
PCCh”.
El
Partido Comunista de China es mencionado en los estatutos de muchas
de las mayores empresas del país, que describen al partido como un
elemento director que juega un papel central de “unamanera
organizada, institucionalizada y concreta” y “provee dirección
[y] gestiona la situación general”.
Hay
102 empresas estatales clave con activos de 50 billones de yuanes,
que incluyen empresas públicas de petróleo, operadores de
telecomunicaciones, generadores de energía y fabricantes de armas.
Xiao Yaqing, director de la Comisión de Supervisión y
Administración de Activos Estatales del Consejo de Estado (SASAC),
escribió en la publicación de la Escuela Central del Partido Tiempo
de Estudio que cuando una empresa estatal tiene un consejo de
administración, el jefe del partido también tiende a ser el
presidente del consejo. Los miembros del Partido Comunista en las
empresas
estatales forman el “el fundamento de clase más sólido y fiable”
que permite al Partido Comunista gobernar. Xiao califica la idea de
la “privatización de los bienes del Estado” como un pensamiento
mal orientado.
Estos
102 grandes conglomerados contribuyeron el 60 por ciento de las
inversiones exteriores de China a finales de 2016. Las empresas
estatales, incluyendo China General Nuclear Power Corp y China
National Nuclear Corp han asimilado tecnologías, a veces
occidentales con cooperación o sin ella, y ahora tienen proyectos en
Argentina, Kenia, Pakistán y el Reino Unido. Y la gran ‘Nueva Ruta
de la Seda' para el centro de Asia no está dirigido a obtener
beneficios. Se trata de expandir la influencia económica de China a
nivel mundial y extraer recursos tecnológicos y naturales para la
economía nacional.
Esto
también contradice la idea común entre algunos economistas
marxistas de que la exportaciónde capital de China para invertir en
proyectos en el extranjero es producto de la necesidad de absorber el
'excedente de capital' doméstico, similar a la exportación de
capital de las economías capitalistas antes de 1914, que Lenin
consideró una característica clave del imperialismo. China noestá
invirtiendo en el extranjero a través de sus empresas estatales
debido a un 'exceso de capital' o incluso porque la tasa de ganancia
de las empresas estatales y capitalistas esta cayendo.
Del
mismo modo, la gran expansión de la inversión en infraestructura a
partir de 2008 para contrarrestar el impacto del colapso del comercio
mundial desde la crisis financiera global y la Gran Recesión que
golpea las economías capitalistas no ha sido un gasto público a
través del endeudamiento de tipo keynesiano, como la mayoría de los
economistas y (algunos) marxistas argumentan. Fue un programa de
inversiones de las corporaciones estatales planificada y financiada
por los bancos de propiedad estatal dirigidos por el Estado. Fue lo
que Keynes llamó una 'inversión socializada’, pero que nunca fue
puesta en práctica en las economías capitalistas durante la Gran
Depresión, porque hacerlo sería sustituir el capitalismo.
La
ley del valor del modo de producción capitalista opera en China,
principalmente a través del comercio exterior y la entrada de
capitales, así como a través de los mercados internos de bienes,
servicios y fondos. Por lo que la economía china se ve afectada por
la ley del valor. Eso no es realmente sorprendente. No se puede
'construir el socialismo en un solo país' (y si un país está bajo
una autocracia y sin democracia obrera, es así por definición). La
globalización y la ley del valor de
os
mercados mundiales se filtran a la economía china. Pero el impacto
es 'distorsionado', 'frenado' y bloqueado por la 'interferencia'
burocrática del estado y la estructura del partido hasta el punto de
que todavía no puede dominar y dirigir la trayectoria de la economía
china.
Es
cierto que la desigualdad de la riqueza y el ingreso en China bajo el
'socialismo con
características
chinas' es muy alta. Hay un creciente número de multimillonarios
(muchos de los cuales están relacionados con los líderes
comunistas). El coeficiente de Gini de China, un índice de
desigualdad de los ingresos, ha pasado del 0,30 en 1978, cuando el
Partido Comunista comenzó a abrir la economía a las fuerzas del
mercado, a un máximo del 0,49 justo antes de la Recesión Global. De
hecho, el coeficiente Gini de China ha subido más que en cualquier
otra economía asiática en las últimas dos décadas. Este aumento
fue en parte el resultado de la urbanización de la economía en la
medida en que los campesinos rurales han emigrado a las ciudades. Los
salarios urbanos en los talleres y las fábricas están dejando atrás
cada vez más los ingresos de los campesinos (no es que los salarios
urbanos sean nada del otro mundo, porque a los trabajadores de
montaje
de i-pads de Apple se les paga menos de 2 dólares la hora).
Pero
también es en parte el resultado de la élite que controla las
palancas del poder y se está enriqueciendo, permitiendo al mismo
tiempo que algunos multimillonarios chinos ‘florezcan’. La
urbanización se ha ralentizado desde la Gran Recesión y también lo
ha hecho el crecimiento económico y el índice de desigualdad de
Gini se ha reducido un poco.
La economía china se protege parcialmente de la ley del valor y la economía capitalista mundial. Pero la amenaza de la 'vía capitalista' permanece. De hecho, los datos del FMI muestran que, mientras que los activos del sector público en China siguen siendo casi dos veces mayores que los activos del sector capitalista, la brecha se está cerrando.
Bajo
Xi, parece que la mayoría de la élite del partido continuará con
un modelo económico que está dominado por las corporaciones
estatales dirigidas a todos los niveles por cuadros comunistas. Esto
es debido a que incluso la elite se dan cuenta de que si adopta la
vía capitalista y la ley del valor se convierte en dominante, se
expondrá al pueblo chino a una inestabilidad económica crónica
(booms y crisis), a la inseguridad de empleo e ingresos y a mayores
desigualdades.
Por
otra parte, Xi y la élite del partido están unidos en su oposición
a la democracia socialista como cualquier marxista la entendería.
Desean preservar su régimen autocrático y los privilegios que se
derivan de él. La gente todavía tienen un papel que jugar. Han
luchado batallas locales por el medio ambiente, sus pueblos y sus
puestos de trabajo y salarios. Pero no han luchado por más
democracia o poder económico.
De
hecho, la mayoría apoya al régimen. Los chinos apoyan al gobierno,
pero están preocupados por la corrupción y la desigualdad - las dos
cuestiones que Xi afirma que está combatiendo (pero en las que
fracasará).
Una
reciente encuesta realizada por el Centro de Investigación Pew
encontró que el 77% de los encuestados creen que su forma de vida en
China necesita ser protegida de la “influencia externa”. El
politólogo Bruce Dickson colaboró con expertos chinos para estudiar
la percepción pública del Partido Comunista de China gobernante.
Los investigadores llevaron a cabo entrevistas directas con unas
4.000 personas en 50 ciudades de todo el país. Dickson concluyó:
“No importa cómo se mida,
no
importa qué preguntas se pregunten, los resultados indican siempre
que la gran mayoría de la gente está realmente satisfecha con el
status quo”.
Parece
que Xi y su banda durarán bastante tiempo.
Michael
Roberts es un reconocido
economista marxista británico, que ha trabajador 30 años en la City
londinense como analista económico y publica el blog The Next
Recession.
Traducción
G. Buster Fuente:
https://thenextrecession.wordpress.com/2017/10/25/xi
takes-full-control-of-chinas-future/
URL
de origen (Obtenido en 18/04/2020
- 01:23):
https://www.sinpermiso.info/textos/xi-toma-el-control-total-del-futuro-de-china
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